Relato mata dato

Los liderazgos y la Tercera guerra mundial

En 2017, le preguntaron a Elon Musk si, a raíz de un ensayo con un misil intercontinental de Corea del Norte, el mundo estaba cerca de una conflagración similar a las dos vividas en el siglo XX, y contestó: “En mi opinión, la competencia por la superioridad en la inteligencia artificial a nivel nacional será la causa más probable de la Tercera Guerra Mundial”.

Esa misma semana, Vladimir Putin había declarado que “la inteligencia artificial es el futuro no solo de Rusia sino de toda la humanidad” y aseguró que “quienquiera que sea el líder en este campo será el gobernante del mundo”.

Musk especuló, entonces, que con un sistema de inteligencia artificial se podría decidir el comienzo de una guerra “si decide que un ataque preventivo es el camino más probable para obtener la victoria”. ¿Habrá hecho eso Putin tres años después para atacar Ucrania? ¿Lo habrá hecho Biden para provocar a Putin para que se abalanzara sobre el este de Ucrania?

No podemos saberlo, pero siete años después vemos que la escalada bélica y discursiva respecto a la guerra es notable. La guerra entre Rusia y Ucrania convirtió a todas las actividades en armas potenciales: el suministro de alimentos y energía, las rutas comerciales, hasta la ayuda en armas que recibe Ucrania de la OTAN o las sanciones económicas impuestas a Rusia por Occidente. Además, China como superpotencia podría reclamar por la fuerza el regreso de Taiwan a sus dominios mientras los demás están distraídos.

Pero lo más inquietud ha causado esta semana son las declaraciones de Putin sobre utilizar armamento nuclear, si fuera necesario y ante el ingreso abierto de fuerzas de la OTAN en el conflicto que sostiene con Ucrania. Las respuestas de líderes de gobierno europeos no tardaron en llegar en forma de escalada de apuestas, como la de Emanuel Macron, advirtiendo que el ejército francés está listo para socorrer a Ucrania y frenar a Putin en momentos en que el líder de la Federación rusa acaba de ganar en las urnas 6 años más de gobierno.

También está el conflicto entre Israel y Hamas que ha derivado en un exterminio de los palestinos que habitan la Franja de Gaza y ha alterado el Medio Oriente y Oriente Próximo, obligando a Joe Biden a decantarse por exigir a Netanyahu un cese del fuego por razones humanitarias – acción que obedece más a su interna preelectoral que de diplomacia estricta – sin que el líder ultraderechista tenga la intención de hacer el menor caso.

Allí donde posemos la mirada hay conflictos generados por múltiples factores, pero dinamizados por una geopolítica mundial que gira en torno de las disputas entre las máximas potencias, o entre dos bloques que podríamos esquematizar como: EE.UU. y Occidente con los globalistas liberales por un lado y un polo liderado por China e integrado por Rusia, Irán y otros socios menores, caracterizado por ser iliberales y nacionalistas. La India, el país más poblado del mundo y árbitro entre ambos polos hace malabares para mantenerse neutral.

Es casi seguro que las elecciones de noviembre en los EE.UU. aceleren esta dinámica o la enfríen. Si gana Biden, habrá aceleración y estaremos más cerca del dooms day, si gana Trump se abre un compás de espera en el que, tal vez, se puedan enfriar las tensiones. ¿Porqué? Porque la historia indica que, si bien los republicanos aparecen como belicosos, los demócratas son los que han llevado a los EE.UU. a las guerras con más frecuencia y sobre todo Trump en su gobierno mostró una política exterior personalista basada en el acercamiento con los líderes (lo hizo con Putin, Xi Jimping y Kim Jong-un) más controvertidos con los que logró mantener un statu quo en materia de conflictos severos.

La lógica que anima a Trump es bastante interesante porque él cree, al igual que esos interlocultores demonizados por los EE.UU. que esas sociedades están regidas por líderes fuertes que son los que toman las grandes decisiones y que a todos les conviene la paz. Durante su gestión, Trump dijo a Fox News: «No estoy diciendo que el sector militar esté enamorado de mí». «Los soldados lo están, pero los jefes del Pentágono probablemente no porque lo único que quieren hacer es combatir en guerras para que todas esas maravillosas compañías que hacen bombas y aviones y todo lo demás estén contentas».

Para Trump el mundo moderno es para los liderazgos fuertes, no importa si son democráticos o iliberales, importa que tengan predicamento sobre sus pueblos que hablen por su nación.

Entonces, si no ocurre algún evento catastrófico, recién después de noviembre podremos tener algun atisbo de cuán lejos o cerca estamos de la tan temida y muchas veces pregonada Tercera Guerra Mundial.

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Politólogo UBA, Master FLACSO, pelotari Centro Navarro.